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Los más de 100 días de acefalia en el gobierno de la FADU, aun no escribieron sus peores capítulos…
El inminente rechazo por parte del Consejo Superior de la UBA a la designación del Arq. Daniel Miranda como vicedecano de la FADU, previo “ninguneo” al Consejo Directivo de nuestra Facultad al notificarle que su decisión debía ser analizada por una comisión, nos da una clara muestra que para algunos las cuestiones de la vida democrática se resuelven con pequeños “artilugios” reglamentarios para imponerse arbitrariamente.
Tengamos presente que vamos a una situación peor que la actual, y es que el letargo y la incondicionalidad cómplice del Consejo Superior de la UBA con el Arq. Esteban Urdampilleta, le permita conformar gobierno. Entonces quedará demostrado que la actual situación de la FADU tiene beneficiarios y la crisis tiene responsables.
La discrepancia y mezquindad puestas como protagonista en los de siempre y la gestión en el punto de mayor displicencia jamás visto, nos da como resultado que el conjunto de la facultad después de 7 meses de haber votado consejeros directivos en los tres claustros, no tiene la oportunidad de nombrar decano y secretarios de gabinete.
Por fuera de las incompetencias y las necedades de los responsables, seguramente el Estatuto Universitario y demás reglamentos vigentes no tengan una respuesta de salida a la actual situación. Entonces los plazos de la crisis y el deterioro institucional pueden ser tan laxos y devastadores como el reflejo de lo que son sus cómplices.
Nosotros creemos que de la crisis se sale con más democracia…Ampliando la discusión y la decisión a la totalidad de la FADU, en el marco de posibilidades que nos ha mostrado la conformación del actual Consejo Directivo y la vetustez del actual Estatuto Universitario para resolver estas cuestiones.
La acción directa sobre la actual contradicción y la permanente dificultad es indefectiblemente el voto directo de los cuatro claustros para la elección de decano.
En esta etapa aunque el “plebiscito” no sea vinculante servirá para que todos y cada uno de los consejeros directivos representen la voluntad general. El decano que surja deberá estar lejos de las expectativas de unos pocos que intentan, ya derrotados, que su debilidad y condicionamiento custodie su futura gestión. Nosotros creemos que el futuro decano debe asumir con total fortaleza y representatividad, porque la crisis no se termina eligiendo autoridades, la habremos superado el día que nuestra facultad tenga una gestión de gobierno como se merece.
La mecánica es sencilla, convocatoria a la brevedad de una sesión extraordinaria del CD, en la que se llame a una elección directa y general para elegir decano, a modo de plebiscito, los candidatos y sus plataformas de gobierno, podrán ser propuestos por los consejeros directivos en esa sesión y el desarrollo de la misma deberá garantizarse en un plazo no mayor de 30 días. Los padrones a utilizar debiesen ser los de las últimas elecciones y será de importancia la incorporación del claustro no docente como parte integral que son de nuestra facultad.
Tenemos la oportunidad de generar una instancia inédita en la historia de la UBA y la FADU, demostrando que de las crisis se salen con más democracia y generando un antecedente importantísimo para un futuro cambio del Estatuto Universitario.
Tendremos la certeza que los consejeros haciéndose cargo de los resultados de cada claustro, reflejen los candidatos y plataformas de gobierno expuestas y el Consejero Directivo represente la voluntad de una facultad que quiere salir del desastre y aspira a tener un gobierno que realice una gestión que permita resolver los problemas cotidianos y proyectarse en los estratégicos.
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La salida de la coyuntura nos debe hacer reflexionar de cara a materializar una práctica efectiva y conducente de las resoluciones de los problemas de la FADU y un ineludible e impostergable compromiso de inserción y correlato con las actuales necesidades del nuestro país.
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Lo peor de la actual situación es la permanente postergación de lo esencial e importante para nuestra facultad y la ya permanente actitud utilitaria y mediocre en la resolución de los conflictos por parte del Consejo Superior de la UBA.
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Nuestro compromiso está y estará como siempre en construir una universidad nacional y popular, pública, gratuita y al servicio del Pueblo.
“El hecho de que una institución sea autónoma o autárquica no implica necesariamente que sea democrática porque son términos que no guardan relación. Como tampoco el carácter democrático se adquiere por la circunstancia de que la institución elija sus propias autoridades, pues si la elección se hace por y entre un círculo cerrado o entre una clase determinada, el sistema, lejos de ser democrático, resultará aristocrático, plutocrático, y, en términos generales, oligárquico”.
Juan Domingo Perón